¡Hablemos de algo que nos pasa a todos! La fiebre de la IA. Es 2025, y si no estás pensando en automatizar algo con IA, parece que estás fuera de la jugada. El problema es que el ‘hype’ es un pésimo consejero estratégico. Llega el jefe, el directorio o tu propio entusiasmo y dice: «¡Necesitamos IA Generativa para analizar las emociones de los clientes!»… mientras, en el departamento de al lado, tres personas pasan seis horas al día copiando y pegando datos de un Excel a un PDF.
¿Ven el problema? Queremos matar al dragón final del videojuego cuando todavía no hemos pasado el tutorial. Elegir el primer proyecto de IA es, quizás, la decisión más crítica de todas. Si fallas, no solo quemas presupuesto; quemas la confianza de tu equipo. La gente dirá: «¿Viste? Esa cosa de la IA no funciona».
Ahí es donde entra mi herramienta secreta.
La Pregunta del Millón: ¿Por Dónde Empezamos?
El desafío no es la falta de ideas. Es el exceso. Tienes un océano de procesos manuales, tareas repetitivas y cuellos de botella. ¿Automatizas la facturación? ¿Pones un chatbot en la web? ¿Optimizas la logística? ¿Creas ese modelo predictivo de ventas tan sexy?
Elegir al azar es como entrar en una partida de Elden Ring y decidir ir a pelear contra Malenia con nivel 1. Es un suicidio estratégico. Necesitas un mapa. Necesitas una guía. Necesitas… una hoja de personaje.
El ‘Aha!’: Tu Proyecto de IA es un Personaje de RPG
Piensen en esto. Cuando creas un personaje en un juego de rol (un RPG), no solo le pones un nombre cool. Le asignas *estadísticas*. Puntos en Fuerza, en Inteligencia, en Destreza, en Carisma. Esas estadísticas definen qué misiones puede tomar y cuáles no. No vas a mandar a un Bárbaro con 2 de Inteligencia a negociar la paz con el rey. Y no vas a mandar a un Mago con 3 de Fuerza a mover rocas.
¡Con los proyectos de automatización es exactamente igual! Cada proceso que quieres automatizar tiene sus propias «estadísticas». Y si no las mides, estás jugando a ciegas.
Por eso, después de ver a muchas empresas tropezar con la misma piedra, diseñé mi propio framework. Lo llamo el «AI-Opportunity Scorecard». Y hoy, se los voy a regalar.
La Herramienta del Héroe: El AI-Opportunity Scorecard
Este ‘scorecard’ no es más que una forma estructurada de medir el potencial de un proyecto. Es la herramienta que te saca de la conversación de «sería bacán si…» y te lleva al terreno de «esto es lo que debemos hacer ahora».
Mi framework mide cada proyecto potencial en cuatro «Stats» fundamentales. Cuando evalúes un proceso, asígnale un puntaje (del 1 al 10, o simplemente Alto/Medio/Bajo) a cada una:
1. Frecuencia (El ‘Grindeo’)
La pregunta clave: ¿Qué tan seguido se hace esta tarea?
Esto es pura matemática. ¿Es algo que pasa 500 veces al día (como registrar un nuevo cliente) o una vez al mes (como el cierre contable)? Los proyectos con alta frecuencia son candidatos maravillosos, porque cada pequeña mejora que logres se multiplica por cientos o miles. Es el ‘grindeo’ de los RPGs: matar al mismo bicho fácil mil veces te da un montón de experiencia acumulada.
2. Estandarización (Las ‘Reglas del Juego’)
La pregunta clave: ¿El proceso sigue siempre las mismas reglas?
Esto mide qué tan «basado en reglas» es el proceso. Un proceso con alta estandarización es un camino pavimentado: «Si pasa A, haz B. Si pasa C, haz D». Por ejemplo, aprobar una orden de compra bajo $500. A la IA le encanta esto.
Un proceso con baja estandarización es un pantano. Es un «elige tu propia aventura» cada vez. «Bueno, si el cliente es antiguo, quizás… pero si llamó ayer, entonces fíjate en… a menos que sea viernes». Estos procesos requieren una IA mucho más avanzada (o, mejor dicho, ¡requieren que un humano ordene el caos primero!).
3. Tipo de Datos (El ‘Input’ Mágico)
La pregunta clave: ¿Con qué material tiene que trabajar la IA?
Este es el punto que define la dificultad técnica. Tienes dos opciones:
- Datos Estructurados (El Oro): Son datos limpios, ordenados en filas y columnas. Piensa en un Excel, una base de datos, un formulario web. A la IA le fascina esto. Es como darle a un chef ingredientes ya picados y medidos.
- Datos No Estructurados (El Caos): Es todo lo demás. Correos electrónicos escritos en lenguaje natural, PDFs escaneados, imágenes, audios de WhatsApp, contratos en Word. Aquí es donde vive la IA más compleja (y sexy), como la IA Generativa. Es pedirle al chef que vaya a cazar al bosque, recolecte y luego cocine.
4. Impacto de Negocio (El ‘Botín’ o ‘XP’)
La pregunta clave: Si logramos esto, ¿a quién le importa y cuánto?
Este es el «para qué». Puedes tener un proyecto súper fácil (alta frecuencia, alta estandarización, datos limpios), pero si no le mueve la aguja a nadie… ¿para qué hacerlo? El impacto puede ser:
- Financiero: Ahorro de costos, aumento de ventas.
- Operacional: Reducción de tiempo, eliminación de errores humanos.
- Experiencia: Clientes más felices, empleados menos frustrados (¡este es mi favorito!).
Un proyecto con alto impacto es el que, al terminarlo, te ganas una ovación. Un proyecto de bajo impacto es el que terminas y tu equipo dice… «ah, qué bien».
Usando el Scorecard: ¿Cuál es tu Misión Piloto?
Aquí está la magia. Una vez que tienes esta «hoja de personaje» para tus 10 proyectos candidatos, la elección se vuelve obvia. Estás buscando tu primera «misión tutorial».
El Proyecto Piloto Perfecto (El «Quick Win») tiene este perfil:
- Frecuencia: Alta
- Estandarización: Alta
- Tipo de Datos: Estructurados
- Impacto: Medio o Alto
Este es tu «Guerrero Nivel 1». Es robusto, es predecible y te va a dar una victoria segura. Ese proyecto de «copiar y pegar de Excel a PDF 500 veces al día» es un candidato mil veces mejor que el de «analizar las emociones en los correos».¿Y ese proyecto soñado, el que es súper complejo, con datos caóticos pero que podría cambiar la empresa (la «Ballena Blanca»)? Ese es el jefe final. Ese lo dejas para cuando tu equipo (y tu IA) haya subido de nivel varias veces.
Dejen de jugar a la ruleta con sus proyectos de IA. Tomen este ‘scorecard’, hagan el ejercicio de medir sus procesos y elijan su primera batalla. Una que sepan que van a ganar.
¡Ahora, a jugar!