Hablemos de algo que duele. De ese dolor particular que solo se siente cuando ves una inversión de seis cifras evaporarse en tiempo real. Bienvenidos al (anteriormente) trágico mundo de la Automatización Robótica de Procesos, más conocida como RPA.

La conversación suele ser así: alguien en la empresa decide que la «transformación digital» significa comprar un ejército de bots de RPA (pensemos en los clásicos, como UiPath). La promesa es gloriosa: estos bots trabajarán 24/7, no pedirán vacaciones y harán todo el trabajo repetitivo. Suena genial.

Hasta que no lo es.

Hoy les quiero contar una historia de terror que se convirtió en una comedia romántica tecnológica. Una misión de rescate donde el héroe no fue quien todos esperaban.

El Desafío: El Apocalipsis de los Bots (y del Presupuesto)

Pongan la música de suspenso. Tenemos un cliente, una empresa mediana en pleno crecimiento, que apostó fuerte. Invirtió una suma muy seria, de seis cifras, en una flota de bots de RPA.

¿El problema? Los bots eran… digamos… «frágiles».

Como un castillo de naipes en medio de un ventilador. Cada día, el equipo de TI llegaba a la oficina (o abría Slack, seamos honestos) para encontrar un cementerio de procesos fallidos.

¿Por qué? Porque la vida real es un caos. Los bots de RPA son geniales para seguir un guion, pero pésimos para improvisar.

  • ¿Un proveedor cambió el formato de su factura? Bot muerto.
  • ¿El sistema web cambió un botón de «Aceptar» a «Confirmar»? Bot muerto.
  • ¿Apareció un pop-up inesperado? Bot en estado catatónico.

El equipo de TI vivía en un infierno de «manejo de excepciones», pasando más tiempo arreglando bots rotos que disfrutando de la automatización. La inversión era un fracaso. El ROI no solo era negativo, era una broma de mal gusto. El CFO estaba, comprensiblemente, furioso.

La primera idea fue la clásica: «Desenchufen todo. Esta cosa del RPA no funciona».

La Pregunta Contraintuitiva: ¿Y si el Problema no es el Bot?

Aquí es donde nos pusimos el sombrero de «nerd de la fiesta». Cuando todo el mundo quería despedir a los bots, nosotros hicimos la pregunta incómoda: ¿Y si el bot no es el problema?

Piénsalo de esta forma: un bot de RPA es como un pasante increíblemente rápido y obediente al que le has dado un manual de instrucciones perfecto. Es una maravilla siguiendo ese manual. Pero si le pides que «use su criterio» o que maneje una situación que no está en la página 42, párrafo 3… se congela.

El problema no era el pasante (el bot). El problema es que lo pusimos a cargo de la oficina sin un supervisor.

El RPA no necesitaba ser reemplazado. Necesitaba un jefe. Un jefe que no siguiera un manual, sino que entendiera el caos.

El Momento ‘Ajá’: El Dúo Dinámico (RPA + Agente de IA)

Aquí es donde la historia da el giro. La narrativa popular dice que la IA «inteligente» viene a reemplazar a los bots «tontos» del RPA. Eso es un pésimo storytelling.

La verdadera magia, el Aha! que salva presupuestos, es la aumentación. Es el «buddy cop movie» de la tecnología.

El RPA es el policía novato, súper fuerte y rápido, perfecto para la fuerza bruta, pero que se asusta con lo desconocido. La IA es el detective veterano, que ha visto de todo, entiende los matices y sabe cómo manejar a un informante (o una factura rara).

No reemplazamos a los bots de UiPath. ¡Los aumentamos!

La Herramienta del Héroe: El «Agente Supervisor» en AWS Bedrock

Usando AWS Bedrock, construimos el «jefe» que los bots necesitaban: un Agente de IA.

El nuevo flujo de trabajo se convirtió en una belleza de la ingeniería:

  1. El bot de RPA (nuestro novato) empieza su trabajo. ¡Rápido, eficiente, feliz!
  2. De repente, ¡pum! Una excepción. El formato de la factura es de Marte. El bot entra en pánico.
  3. PERO AHORA… en lugar de romperse y llorar en un rincón (generando un ticket de error), el bot hace algo nuevo: «levanta la mano».
  4. El bot «llama» a su supervisor, el Agente de IA en Bedrock, y le dice: «Jefe, no entiendo esto. ¿Qué hago?».
  5. El Agente de IA (que está conectado a modelos de lenguaje potentes) mira la factura marciana. La entiende. Reconoce que «Nro. de Pedido» es lo mismo que «Ref. Compra».
  6. El Agente le dice al bot: «Tranquilo, novato. Extrae este dato, ponlo en este campo y sigue con tu vida».
  7. El bot de RPA obedece y continúa su proceso.

El supervisor de IA se encarga de manejar el 90% de las excepciones que antes rompían el proceso. El equipo de TI pasó de ser «bomberos de bots» a ser «arquitectos de automatización».

El Tesoro: El ROI Rescatado

¿El resultado de esta película? Un final feliz.

La inversión de seis cifras no solo se salvó del basurero, sino que finalmente generó el ROI prometido. Los procesos que se rompían a diario ahora corrían con un 95% de éxito sin intervención humana.

La próxima vez que escuches que la IA viene a matar al RPA, recuerda esta historia. No es una batalla a muerte. Es el inicio de una hermosa amistad. No despidas a tu bot pataleta; solo necesita un buen jefe que entienda el mundo real.

Y para eso, afortunadamente, ahora tenemos Agentes de IA.