Seamos honestos. Estamos viviendo la fiebre del oro de la Inteligencia Artificial. Cada semana sale un modelo nuevo que promete básicamente ser Tony Stark en una caja. Y como líderes en nuestras empresas, sentimos la presión de ‘hacer algo con IA’.
Entonces, ¿qué hacemos? Llamamos a los Ghostbusters. O, mejor dicho, salimos a comprar el ‘Ecto-1’ más caro del mercado (un modelo de IA de última generación) para cazar a ese fantasma molesto llamado ‘ineficiencia’.
Pero aquí está el giro de la trama que nadie te cuenta en los demos de YouTube: la mayoría de las veces, no tienes un fantasma. Solo dejaste la ventana abierta y se te metió un gato. O, peor, la casa entera se está cayendo a pedazos.
Y ese, amigos míos, es El Error del Arquitecto Novato.
La Fiebre del Juguete Nuevo (El Síntoma del Arquitecto Novato)
El Arquitecto Novato está deslumbrado por la tecnología. Ha visto lo que puede hacer GPT-4o, ha leído sobre cómo Claude 3 puede analizar un PDF de 500 páginas en 10 segundos, y quiere eso.
Suena familiar, ¿verdad? Es como entrar a una tienda de videojuegos y querer comprar la expansión Nivel 90 antes de haber creado tu personaje. El problema es que la tecnología es la última pregunta que deberías hacerte, no la primera.
El novato encuentra un problema, digamos, «El proceso de facturación es demasiado lento», e inmediatamente su cerebro salta a: «¡Usemos IA para leer las facturas más rápido!».
Es como la imagen que ves arriba (o que deberías estar imaginando): estás tratando de construir la Estrella de la Muerte de LEGO, un proyecto de millones de piezas y una complejidad gloriosa (tu IA), pero la estás armando sobre una mesa plegable oxidada y con una pata rota (tu proceso de negocio actual). ¿Qué crees que va a pasar?
Spoiler: No vas a dominar la galaxia. Vas a pasar la tarde recogiendo piezas del suelo.
La Autopsia de un Proyecto Fallido: ¿Quién es el Verdadero Fantasma?
Volvamos a nuestro valiente arquitecto y su IA de facturación. Invierte cientos de miles de pesos (o millones) en un modelo increíble. La IA, de hecho, funciona perfecto: lee las facturas en 0.2 segundos. ¡Un éxito!
…Pero la facturación sigue tardando tres semanas.
¿Por qué? El ‘Sabio Senior’ (ese es el rol al que aspiramos) decide tomar un café y mirar el proceso completo. Y descubre esto:
- El PDF de la factura llega a un correo genérico.
- Una persona (llamémosla ‘Carla’) revisa ese correo una vez al día.
- Carla descarga el PDF y lo sube a un sistema antiguo (que llamaremos ‘Sistema Tron’).
- La IA lo lee en 0.2 segundos y extrae los datos. ¡Bien!
- Pero… los datos extraídos van a un Excel que debe ser validado por TRES gerentes diferentes.
- El Gerente 1 está de vacaciones. El Gerente 2 solo revisa los lunes. El Gerente 3 (Don Manolo) imprime el Excel, lo firma a mano, y espera a que alguien lo vaya a buscar a su escritorio.
- Una vez firmado, alguien (Carla de nuevo, probablemente) lo digitaliza y lo mete en el sistema de pagos.
La IA es un piloto de Fórmula 1, pero está atrapado en el taco de las 6 PM en la Costanera Norte. El problema no era la ‘lectura de facturas’. El problema es el laberinto de aprobaciones, la burocracia manual y los sistemas que no se hablan.
No se puede automatizar el caos. Solo se obtiene un caos más rápido y, francamente, mucho más caro.
El ‘Aha!’: El Protocolo del Sabio Senior
El ‘Sabio Senior’ no empieza preguntando: «¿Qué modelo de IA usamos?».
El ‘Sabio Senior’ empieza preguntando: «¿Podemos tomarnos un café y me dibujas el proceso en una servilleta?».
La tecnología es la solución a un problema. Pero primero, tienes que asegurarte de que estás resolviendo el problema correcto. Antes de llamar a los Ghostbusters, tienes que usar tu ‘PKE Meter’ (el medidor de energía psicoquinética, ¡vamos!) para entender qué tipo de fantasma tienes. O si siquiera tienes uno.
Las preguntas del Sabio Senior son brutalmente simples:
- ¿Cuál es el proceso de la A a la Z? (Dibújalo. En serio, con cajas y flechas. Como en el colegio).
- ¿Está roto? (Sé dolorosamente honesto. Si ‘Don Manolo’ y su firma a mano son un paso, la respuesta es SÍ).
- ¿Qué partes son burocracia vs. trabajo real? (Te sorprenderá la cantidad de pasos que solo existen ‘porque siempre se ha hecho así’).
- ¿Podemos ELIMINAR este paso en lugar de automatizarlo? (La automatización más barata y rápida es la que no se hace).
- ¿Podemos SIMPLIFICAR esto antes de automatizarlo? (¿Pueden los tres gerentes aprobar con un clic en el celular en vez de… bueno, ya sabes).
La Herramienta del Héroe: Mi ‘Framework de Diagnóstico’ (El Paso Cero)
Esto es tan importante que he construido todo un método alrededor de esto. Lo llamo el ‘Framework de Diagnóstico’ o, si nos apegamos a la analogía: El Protocolo de Contención de Fantasmas.
Es el ‘Paso Cero’ indispensable antes de escribir una sola línea de código. Es la herramienta que te dice si tu ‘casa’ (tu empresa) está realmente embrujada (necesita IA) o si solo necesitas cambiar una ampolleta y cerrar la ventana (un ajuste de proceso simple).
Este framework no es sexy. No sale en las noticias de tecnología. Es plomería. Es trabajo de base. Pero déjame decirte algo: los castillos más impresionantes (y las Estrellas de la Muerte más funcionales) se construyen sobre cimientos sólidos y con buena plomería. Sin eso, todo es solo una fachada cara esperando a colapsar.
Entonces, ¿Cuándo Diablos Llamamos a los Ghostbusters?
¡Aquí está la parte divertida! Llamas a la IA después de haber hecho el Paso Cero.
Llamas a la IA cuando tu proceso ya está limpio, simplificado y optimizado, pero aún hay un cuello de botella que requiere un cerebro. Un cerebro que un humano no puede (o no debe) usar 8 horas al día.
- Cuando el proceso de Carla está limpio, pero llegan 10,000 facturas al día y necesitas predecir cuáles podrían ser fraudulentas. ¡Llama a la IA!
- Cuando las aprobaciones son instantáneas, pero necesitas que un sistema entienda el sentimiento en 5,000 correos de clientes por hora. ¡Llama a la IA!
- Cuando ‘Don Manolo’ ya no firma a mano, pero necesitas que la IA decida cuál es la mejor ruta de despacho para 300 camiones en tiempo real. ¡Llama a la IA!
La IA es el súper cerebro que pones encima de un proceso súper eficiente. No es el parche que le pones a un sistema roto.
Así que, la próxima vez que sientas la ‘fiebre del juguete nuevo’, respira. Guarda el teléfono de los Ghostbusters. Saca una servilleta, sirve un café y empieza a dibujar cajas y flechas. Tu billetera (y tu equipo) te lo agradecerán.